Rafael Lema nos escribe sobre La mina Benedicto en Grixoa-Santa Comba.
"Oro y plata en Santa Comba. La mina Benedicto de Grixoa" por Rafael Lema
Uno de los nombres que suena en la nueva geografía gallega del oro es el de Grixoa, en Santa Comba, en donde ya hay estudios mineros para el aprovechamiento de su cuarzo aurífero. Pero el interés por la zona viene de lejos, de hace casi un siglo, en concreto es uno de los filones en los que trabajó el gran minerólogo galés John James Rosewarne afincado en Zas. En Grixoa hay oro, científicamente documentado, pero también una importante cantidad de plata. Y otras rocas de interés, como el gneis, la pizarra.
En una carta de 1917 Rosewarne indica que la Mina Benedicto de Grixoa se halla en Santa Comba, a 75 kilómetros de A Coruña, por donde pasa cerca una carretera con línea diaria de automóvil a esta ciudad y a Santiago, y que de la carretera a la mina hay 5 kmts a caballo, desde el pueblo de As Travesas, a 7 kmts de san Andrés de Zas. Habla de una concesión minera de 20 hectáreas, con 2 kilómetros de largo de los filones en dirección n.60º E. y S. 60ª O., por cien metros de ancho, aunque reconoce que la medida de anchura de poco sirve. Cita que la formación geológica de los filones y las colinas circundantes es roca paleozoica (granítica), pero en sitios se encuentran lajas de pizarra y gneis atravesados por filones de cuarzo en dirección N. y S., unos filones que en superficie están privados de mineralización, informando que “generalmente los filones que traveseen la corrida de las cordillera no se espera mucha riqueza”, pero “en cuanto a filones que van a la cordillera cortando la formación a cierto ángulo como hendiduras se les puede esperar mayor riqueza”.
De la prolija documentación de la mina hemos localizado dos informes que destacan la presencia significativa de plata pero también la existencia de oro, teniendo en cuanta que la zona es de 20 hectáreas y solo se recogieron unas muestras menores en un filón de varios kilómetros. Es un análisis riguroso y científico. Las labores de investigación en esta mina se llevaron a cabo con la recogida y análisis de muestras de manera científica en uno de los mejores laboratorios del norte, fundado por John S. Arnott en Gijón. Allí el ingeniero químico Felipe Suárez Fernández elabora varios informes técnicos de las muestras en Gijón el 17 de julio de 1917. En el análisis 7.177, el filón nº 1 de Mina Benedicto de Grixoa, la naturaleza de la muestra es de cuarzo aurífero, presentadas por Sergio Rivera Chao. La clase de análisis es cuantitativo por plata y oro. Por tonelada arroja un resultado de 61,00 gramos de plata y 3,00 gramos de oro. En cuanto al análisis 7.178, el filón nº 2 de la misma mina, también de cuarzo aurífero, presenta por tonelada 95,00 gamos de plata y trazas de oro.
Estas formaciones primarias con cuarzo o pizarra, con mineralizaciones de oro y otros metales, como pirita, arsenopirita, sulfuros, se dan en zonas mineras de la cuenca del Sil, como en el Bierzo. Allí hay hoy yacimientos significativos con presencia de oro, como los de Villablino o Cuevas del Sil, en los que trabajó mi abuelo. O Truchas, Torre del Bierzo, Vilar de Acero, Compludo, Vega de Espinaredo. En fin, que las características del entorno de Grixoa y la cordillera “aurífera” que corre hacia el norte, por Zas y Carballo presentan un paralelismo con esta gran región minera de la actual geología del oro, sin olvidar ese otro mineral estratégico que es la plata.
En la cuenca aurífera del Sil, en su mayor parte las mineralizaciones de oro asociadas a filones de cuarzo de origen hidrotermal se encajan en las cuarcitas, pizarras y areniscas de la llamada “Serie de los Cabos”, en las pizarras de las formaciones “Pizarras de Luarca”, “Casaio”, “Rodazais” y en menor medida sobre las formaciones carbonatadas de la “Formación Cándana-Herrería”. Todos estos conjuntos de rocas están presentes en gran parte de la Cordillera Cantábrica formando estructuras de gran extensión.
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