Visiones sorprendentes y experiencias de Devana en la Costa da Morte.
X.M.LEMA
Alessandra D'Elia es Devana, una conocida creadora e investigadora de la arqueología esotérica que busca lugares sagrados por todo el mundo. Ha recorrido diversos países del mundo (Egipto, Perú o Japón) estudiando sus culturas y contactando con investigadores y chamanes locales.
Devana es toda una referencia que ejerce su actividad en el norte de Italia y cuenta con muchos seguidores. Es autora de varios libros e incluso bandas sonoras de relajación. La arqueología vinculada a los santuarios más famosos y antiguos del mundo, sobre todo relacionados con el agua, y el megalitismo son algunas de sus pasiones.
Y entonces se le abrió la puerta de la Costa da Morte, de la ruta del fin del mundo. El Finisterre mágico. La llave, como nos contó Devana fue el Camino de Santiago. Allí conoció el libro “El Camino secreto de Santiago”(Edaf), y posteriormente contactó con su autor, Rafael Lema. “Esta obra me llevó a interesarme por ese otro camino ancestral, precristiano, al Finisterre, y a entablar amistad con el autor de la obra, por lo que decidí conocer en persona la Costa da Morte y sus lugares mágicos” confesaba esta mujer que la revista Dona e Diva define como “una chamana viajera”.
TRES LIBÉLULAS Y EL HOMBRE ALBINO
Devana estuvo en la comarca y marchó muy contenta con las experiencias vividas y los conocimientos adquiridos. Y escribió un cuaderno de viaje.
En sus reflexiones Devana destaca la energía de los lugares de la costa y su deseo de volver a impregnarse de sus esencias. Uno de los momentos cumbre para ella, y su acompañante Teresa, fue en San Bartolo de Vimianzo, donde después de uno de sus rituales asegura que “un hombre albino apareció de la nada y desapareció”.
También visitó la ermita de San Guillermo de Fisterra. Asegura que “tres libélulas que nos ayudaron a dar el impulso de cambio de energía” y lograron dar con el templo que se les resistía.Durante otras etapas, el escritor Rafael Lema hizo de guía en las iglesias construidas por los Templarios en Santa María de Moraime y en Santiago de Cereixo, y en el templo de la Barca de Muxía. Allesandra cuenta que “De Fisterra he traído una botella de agua vibracional que guardo en mi mesa, en mi espacio ceremonial”.
Creo que ten na man un cueco cantor tibetano, interesante.
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