RAFAEL LEMA
La escuela de canteros más esotérica de e España, la de los vascos de Trasmiera, dejó dos obras maestras en la Costa da Morte, los pórticos del sur de Moraime y Cereixo, en la ria de Camariñas. El de Cereixo guarda un relato milenario, nada menos que los misterios de Isis, cuyos modernos seguidores visitaron fisterra este mes.
El cristianismo en la Galicia romana es en su inicio una moda más dentro de la aparición de cultos orientales, aunque dio lugar a tensiones sociales y a persecuciones insólitas, debido sobre todo a que los cristianos negaban el culto al emperador y por ello además de políticamentre incorrectos incurrían en sacrilegio, y eso se condenaba con la muerte. El panteón romano fue adoptando dioses de otros países, pero la introducción de divinidades orientales transformó por completo la primitiva naturalización mitológica, dio lugar a nuevas tendencias de expiación, de unión religiosa con la divinidad, despertó el misticismo, la espiritualidad. Fue una auténtica revolución cultural, ritual, unida a la moda por lo exótico oriental, al aluvión de magos, acólitos, artistas del este. Los cultos de esta clase se dividen en el grupo de Persia, representado por Mitra, de gran predicación entre las legiones. El grupo de Asia Menor en torno a Cibeles.
El de Egipto, con Isis por centro, llegado desde Alejandría a nuestra tierra, porque en el occidente hispano hubo representación de los tres grupos. Los flavios sobre todo favorecieron el cortejo de dioses egipcios. En Iria Flavia, un aglomerado urbano romano vinculado a este linaje, un gran dios oriental como Mitra contaba con su templo más occidental. Pero el culto a Isis (en Lugo existía, por ejemplo) nos deja curiosos rituales, tanto en servicios cotidianos como en fiestas solemnes, al estilo de nuestras romerías. Las más importantes eran la del navigium Isidis en la que se lanzaba un barco al mar, y la inventio, o sea la fiesta de la resurrección de Osiris. Para iniciarse en el culto, podeis leer Las Metamorfosis de Apuleyo y seguir viendo coincidencias. La fiesta de la Resurreción es el día grande de Finisterre, el Cristo. La de A Barca, el de su vecina, y rival, Muxía.
Los dos santuarios marianos vinculados a Compostela. ¿Dos fiestas de Isis? Apunto el dato, la transformación del ritual, la apropiación. Un iniciado en sus misterios vería siglos después la inventio y la navigium en templos románicos finisterranos, el pórtico sur de Cereixo estudiado por Ferrín (la barca de Santiago, el obispo y ángel descubridor de tumbas). Ferrín dice que en el pórtico sur de Cereixo se describe inventio y translati beati iacobi. Todo en una pieza, coinciden los dos misterios de Isis. Algo inusual en el románico, como inusual es su artífice, maestro de los canteros vascos más esotéricos del Camino, la raza de la Trasmiera, el hombre de la Última Cena de Moraime. ¿No les suena a las compostelanas inventio (descubrimiento de la tumba) y la navigium (barca de piedra que porta el cadáver de Jacobo-Osiris)? O sea, una translatio en barca, navegación por mar.
La figura central de la puerta tiene el báculo de los constructores, como el abad de la puerta occidental de Moraime, como el Santiago del Pórtico de la Gloria. Es el Jacques, el dios de la cofradía de los constructores, hermanado con Hiram de Tiro, artífice del Templo de Salomón. La mitra era el símbolo del flamen romano, el flaire conservado en la toponimia local (Camelle, de camaelli), sacerdote consagrado al servicio de la divinidad, la encarnación de los dioses romanos en la tierra. El nombre lleva la raíz indoeuropea del antiguo término indio brahman, y hace referencia al soplo (flatus, flare) con el que se encendía el fuego sagrado del altar y se pronunciaban las palabras mágicas. Al flamen le estaba prohibido tocar a los muertos, debía mantenerse alejado de ellos, no podía presenciar un entierro, ni tener contacto con animales asociados al otro mundo, como el perro, el caballo, o el ciervo. Como está separado en esta puerta, encima de la barca del cuerpo del apóstol y debajo de un ángel y de la bóveda celeste, intermediario entre los hombres y los cielos.
Unos discípulos traen a un decapitado. San Julián, Osiris, Ferreol, Cristo, Prisciliano. Santa Mariña. La barca es una mesa de banquete, un arca, o un ataúd. No son los dos discípulos enterrados con Santiago, son los siete de la tradición hispana, de un relato anterior y extrapolado. Nacido en un scriptorium monacal del sur gallego, asentado sobre un lugar de culto romano y bárbaro. La puerta es un calendario, un cuadrante o reloj de sol. Un ángel volador (el sol) está en su clave.
BARCA CELTA
Los celtas usaban los lagos de santuarios, en donde guardar botines de batallas o armas que rompían y arrojaban. Para cruzar las aguas mágicas debemos hacerlo en barcas extraordinarias. Santiago llega en una de esas embarcaciones del Más Allá. Por el camino del arco iris del dios Lug. Como la Virgen de A Barca se le aparece en una lancha de piedra al apóstol en Muxía. Y caídos de navíos llegaron numerosos santos a esta comarca costera. En la Costa da Morte, en el interior de la ría de Camariñas, tenemos la primera imagen esculpida en piedra de la traslación de los restos del apóstol. Se trata del pórtico sur de la iglesia de Santiago de Cereixo, puebla desde la que se repobló Muxía tras el incendio de la misma por piratas árabes.
Magdalena llegó a Provenza en una barca milagrosa. Uno de los grandes santuarios gallegos, San Andrés de Teixido, se vincula a la llegada del santo varón en una barca de piedra. En el obispado donde se ubica el templo hubo una celtización medieval a cargo de monjes irlandeses, con sede en la lucense Britonia y con el obispo Maeloc como principal referente histórico. La barca sagrada celta, la barca solar egipcia, los relatos sobre navegaciones fantásticas, los santos que llegan a las aldeas costeras gallegas por el mar beben de una misma fuente. Por mar llega Santiago a Galicia y Felipe y Magdalena a Francia.
Santas históricas o legendarias, centenares de advocaciones de María que el Cister extendió por el Camino con leyendas fabricadas, copiadas, coloreadas, para acallar a Diana, Venus, la luna de plata, Gea, el brillo de la estrella finisterrana, las diosas soberanas de la tierra que se casan con el rey, las olas que se tragan al gran dios solar en el paraíso y se entregan a la sombra de la noche. Si los dioses egipcios eran representaciones del único dios, el sol, Re, la pléyade de advocaciones marianas son en el camino al occidente europeo una transformación de una idea nueva y vieja, la recuperación de las antiguas, las primitivas deidades femeninas, la Gran Diosa Madre.
El oro y la plata, el ying y el yang. Lo masculino, lo femenino. La creación, el misterio de la vida. Este y oeste. Éfeso y Lugo. Contra el todopoderoso dios oriental, la diosa femenina occidental, del reino de la noche, del abend, multiplicada en santuarios locales, como santas individuales, como diosas de un lugar, de un territorio. Son nuestras vírgenes negras finisterranas de numerosos nombres que las individualizan tal los grafos de Re (Barca, Mercedes, Monte, Faro, Espino, Remedios, Guadalupe, Nieves). Las vírgenes de los más poderosos santuarios del Camino cantadas por el Rey Sabio y los trovadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario