martes, 5 de junio de 2012

Royal Flush Finisterre

La trama finisterrana del desembarco de Normandía.



El desembarco de Normandía fue el inicio del fin de la Segunda Guerra Mundial, el asalto anfibio más complejo y espectacular emprendido hasta entonces. Era el seis de junio de 1944. Pero aún en fechas previas a la Operación Overlord, su nombre en clave, los aliados consiguieron engañar a los alemanes con al menos tres zonas con mayor probabilidad que la costa normanda.


Una de las posibles zonas de desembarco era las rías gallegas. Así, el famoso desembarco pudo llevarse a cabo en la Costa da Morte. O en todo caso, un amago de invasión para distraer el epicentro de la acción. En todo caso los espías aliados consiguieron mantener hasta el momento el secreto del lugar previsto y confundir a los nazis con una invasión en varios lugares a la vez, al norte y al sur de la zona ocupada.




Noruega, Calais, los Países Bajos concentraron divisiones alemanas, pues temían un ataque masivo en uno de estos puntos, no en el lugar real. Pero una nueva operación de apoyo al día D, la Royal Flush, también fue tenida muy en cuenta, y en ese plan figuraba nuestra costa.Un artículo publicado en la revista americana Reader´s Digest en 1997 daba algunos datos sobre la aparición de un cuerpo en una de nuestras playas con documentos que hablaban de una invasión de nuestras costas. Enseguida las autoridades nacionales se lo comunicaron a los alemanes. Se trataba de uno de los planes angloamericanos para enredar a los servicios de espionaje nazis.


La desclasificación reciente de material militar y de los servicios de espionaje, como los relacionados con el espía español Garbo, ayudan a completar esta información. Sir Martin Gilbert en su libro “El desembarco de Normandía. El día D” demuestra como nuestras costas figuraban en la lista de posibilidades de invasión anfibia, y documenta la Royal Flush. Y los alemanes se lo creyeron hasta el fin. Antes de enero de 1944 el desembarco en Francia era ya un compromiso firme. También las operaciones de engaño, como la llamada Operación Fortaleza, que conllevaba la misión Fortaleza Sur, la creación de un ejército falso, el Primer Grupo de Ejércitos Estadounidense FUSAG, que supuestamente se preparaba en Gran Bretaña para el asalto. La estrategia funcionó pues lograron confundir a los alemanes.





Juan Pujol, un doble agente con mucha imaginación


El principal agente era Juan Pujol García, alias Arabel, que enviaba a los alemanes información periódica sobre los planes del supuesto FUSAG. En realidad trabajaba para Gran Bretaña con el alias Garbo, y se dirigía casi a diario a la sede londinense donde se elaboraban las señales de radio y las cartas que él remitía al espionaje alemán. El 7 de febrero los documentos del Alto Mando alemán confirman que seguían creyendo en la existencia de esta unidad militar fantasma. El 17 de febrero citan a Garbo, como “una fuente bien considerada”. Entre estos planes ficticios estaba la operación ROYAL FLUSH, contra el litoral de tres países neutrales, Suecia, España o Turquía. Este plan ficticio serviría, según el espionaje alemán, como apoyo a un desembarco masivo en Calais, lugar en donde siempre fijaron sus posiciones los nazis, pos su cercanía a las costas británicas.


Loa alemanes se tomaron muy en serio estas amenazas inexistentes como lo descubrieron los británicos en sus descodificadores de Bletchley. Y desplazaron al sur unidades militares, cañones navales. Diez días después del desembarco de Normandía, la alemanes seguían convencidos de que se trataba de un plan de engaño aliado y que el verdadero desembarco se produciría en un momento posterior en Calais o en Bélgica. El 9 de junio Hitler recibió un mensaje de Pujol en donde le indicaba que el desembarco de Normandía era “una maniobra disuasoria diseñada para atraer reservas del enemigo con el fin de emprender un ataque decisivo en otro lugar”. Bélgica empezó a figurar entonces como el probable nuevo punto fatídico. El doble agente británico Garbo-Arabel había logrado mantener el engaño de fortaleza sur tres días después del desembarco. Su red llevaba tres años trabajando, con 27 falsos agentes bajo su mando. Llegó a crear nombres de falsos espías, como Donny, supuesto so marino miembro de la Orden Aria Internacional, reclutado en diciembre de 1943. Dick, un indio fanático, reclutado en febrero de 1944. O Dorick, civil descontento que vivía en el puerto de Harwich en el Mar del Norte, también en servicio en la misma fecha.


Tras el final de la guerra civil, España seguirá movilizada en previsión de un ataque aliado, al haber sido Franco socio de los derrotados. Así en la costa fisterrana se crearán cuarteles de instrucción militar, campamentos que sirven de puestos avanzados en nuestras costas como los de Ponte do Porto o Baio. Como el dictador luso Antonio de Oliveira Salazar temía una represalia de Alemania y también de España, que podía entrar en la guerra en cualquier momento, obtuvo de los aliados artillería antiaérea y aviones de combate y acordaron que si España atacaba a Portugal, inmediatamente los aliados declararían la guerra a España.


Al fin de la guerra Portugal seguía siendo un bastión de espías y vigilancia aliada. Estados Unidos asimismo solicitó a Franco colaboración para desenmascarar la red de tráfico de personas y recursos nazis hacia Sudamérica, subiendo el tono hasta la amenaza directa. La amenaza de un bombardeo aliado sobre las costas gallegas pudo convertirse en realidad en varias fases de la guerra, y dio pie a la retirada de la División Azul de Rusia y del apoyo a los submarinos y centros de abastecimiento nazi en Galicia. La previsible derrota alemana desde 1943 hizo cambiar a Franco de estrategia y el inicio de la guerra fría y el avance comunista lo convirtió en los años cincuenta en aliado americano.



LA GUERRA MUNDIAL EN LA COSTA DA MORTE

Entre los informes y despachos del agregado naval alemán en España, Kapitän zur See Kurt Meyer-Dohner, ya el 7 de octubre de 1938, antes de la finalización de la guerra civil, se hizo la previsión, entre otras cosas, de que el buque auxiliar August Schulze operara desde la ría de Pontevedra con vistas al nuevo conflicto mundial que se acercaba, “buscándose un fondeadero adecuado donde los sumergibles pudieran entrar de noche sin dificultades en la navegación y donde al mismo tiempo el buque estuviera al abrigo del mar y de la vista”.


El Sunderland MkIII EK572 con el numeral 103-B5 salió en patrulla antisubmarina desde Penbroke Dock (Gales) base del grupo 19 del escuadrón 228 de la R.A.F, sobre las 14:45 recibió un mensaje para que apoyase el ataque al U-966 en la costa gallega, cuando llego a la zona asignada lo único que encontraron fueron las lanchas salvavidas de la tripulación del U-966 y cuatro embarcaciones de pesca que intentaban rescatarlos (Virgen de Covadonga, San Francisco, La Concha y el San Pedro), hicieron un par de pasadas sobre la zona en las cuales hicieron varias fotos y lanzaron una balsa.
Al instante aparecieron tres aviones Junkers Ju 88 liderados por Albrecht Bellstdt pertenecientes al 2/Zg1 que inmediatamente atacaron al solitario Sunderland .


20 de julio 1942. Combate entre dos Wellingtons (HX423 y HX518) y el Junkers Ju 88 C6a perteneciente al IV/KG 40 del Lt. Stöffler. El aparato aliado se incendio y se estrelló en el agua. El pesquero español San Antonio de Padua, que se encontraba a 20 millas de las islas Sisargas, verá como un avión caía al mar. En Corcubión, el mercante alemán Werra suelta amarras, sale cargado hasta los topes de wolframio, el mineral de alto valor estratégico empleado para endurecer el acero y el principal elemento en la fabricación de tornos, chapas acorazadas y proyectiles perforantes.





El 20 de agosto de 1942, el sargento australiano Vivian John Watson penetra en el espacio aéreo gallego, con su Avro Lancaster. Su misión es localizar, bombardear y hundir al Werra. Los Junker 88, tienen a tiro al cuatrimotor de la RAF, empeñado en soltar sus bombas sobre la santa bárbara del Werra, a la altura de las islas Sisargas. Uno de los Junker 88, alcanzado, se estrella en la punta de Langosteira. El uso de nuestras rías y puertos por los submarinos nazis fue otro capítulo de esta historia. 35 u-bootes descansan en nuestras aguas, caídos en su lucha contra la aviación o las naves aliadas, combates en muchos casos dentro de nuestros límites. Para el abastecimiento de la flota submarina en nuestras aguas Alemania disponía de los petroleros Max Albrecht y Nord Atlantic. El segundo llegó tocado a la ria de Camariñas en donde se conoce como o barco do gas. También los Rudolf Albrecht, Antarktis, Emmi Friedich, Rekum y Charolotte Schliemann. En Camariñas, Traba de Laxe y Fisterra los duelos aéreos entre aviones dejaron las marcas de varios cazas aliados y alemanes en tierra, y numerosas anécdotas.



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